José Antonio Muñoz Rojas es otro de esos grandes desconocidos de la Generación del 27. Poeta, dramaturgo, novelista y traductor entre otros quehaceres, tuve la suerte de desconocerle en 2009, pocos meses antes de su muerte y participar/organizar en un par de homenajes en su honor y en vida. No considero mejor homenaje a un artista que aquel que el propio artista puede agradecer. El pasado 28 de febrero estuve con Noches del Baratillo en el Museo del Baile Flamenco para un recital por los poetas andaluces. Se planteó el objetivo de sacar a la luz nuestros grandes olvidados y yo no pude olvidarme de este antequerano de oro, que como buen hombre de campo sabía tener paciencia con las palabras y las guardaba durante años para que el tiempo les diese la pátina apropiada. Bien sabía que para florecer antes hay que echar profundas raíces en lo oscuro.
Porque pude (en honor a José Antonio Muñoz Rojas, sit tibi terra levis)
Porque pude marché
más allá del fin de todas las veredas
a buscar una gran pensativa piedra negra
en la que aposentar el alma
y pálidas rosas a las que alimentar
aferrándome a sus espinas.
A veces lo único que tiene sentido
es dejar que la sangre mane
que eche fuertes raíces en lo oscuro
y lo lejano de la propia carne.
Luego...
tú bien lo sabías...
tan solo esperar...
dejar que el tiempo cumpla su labor.
Porque pude me perdí,
como tú,
me enterré y me encerré,
como tú,
para aprender nuevos caminos,
para NO regresar en vano,
sino con latido de verbo en verso
y cicatrices en las manos, el justo pago
por las palabras del canto florecidas.
28-2-2011