Intuyo que me dejo mucho más en el tintero, que quizás debiera aprovechar el segundo día para seguir sacando a la luz más conflictos. Tal vez no sirva de nada ponerme a aplicar soluciones si me dejó algún problema acuciante sin siquiera percatarme de que existe... pero por más vueltas que le doy mientras observo la Luna no soy capaz de sentir nada más fuera de lugar, y no es poco todo lo que he descubierto en un solo día de lectura y reflexión. Mañana me espera algo muy distinto a lo que he hecho jamás, una sinfonía de silencio y oscuridad a la luz de las velas... Tengo que descubrir si es cierto.
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lunes, 31 de enero de 2011
Diario del centinela, capítulo XXV: Ha dejado de ser un juego.
domingo, 30 de enero de 2011
Encuentro literario en Cazalla de la Sierra 29-1-2011
Mientras trabajo en las fotos de ese día (no hay ninguna mía, la autofoto mientras recito es una habilidad que aún no domino) os dejo el poema de mi poeta favorito, Miguel d´Ors, que recité para la ocasión:
FATUM
Ese niño que llega, cartera remolona,
botines desatados, al colegio de Sánchez
no sabe que sus pasos felices por Sevilla
-luz, patios, calles, cales- le acercan a Collioure.
París, rue Vaugirard. Ese muchacho
gris y desmadejado que avanza hacia el otoño
verleniano del hondo Jardín de Luxemburgo
no sabe que camina hacia Collioure.
Por la alameda de oro -Soria pura-,
lentos enamorados demorándose,
mirándose en el Duero -Soria pura-. La novia,
con manos inocentes,
sacude la ceniza -tiza acaso-
del hombro del poeta, que no sabe
que tan dulces senderos le llevan a Collioure.
El señor que, enlutado como un cirio,
con su bastón y pasos soñolientos
-domingo provincial- sube a los olivares
de Baeza no sabe que sube hacia Collioure.
El viejo arrebujado en sus recuerdos
que mira cómo pasan,
vertiginosos, los naranjos por la ventana
del coche, y los aspira -Levante azul-, no sabe
que por aquella ruta de flores y palomas
y muchachas se está acercando a Collioure.
Un súbito frenazo, la puerta abierta, el frío
látigo de la lluvia. Sale a la noche y anda
entre voces anónimas, oscuras,
y olor a bajamar. La lluvia. Unas preguntas
francesas, tan extrañas como un sueño, la lluvia,
los papeles, la lluvia, los gendarmes mojados
alzando la cadena fronteriza.
Igual que un sueño todo.
Francia, ya clareando, y aquel cartel: «COLLIOURE»,
nombre jamás oído. No sabe que allí estaba,
desde siempre, esperándole su muerte.
De "Codex 3"
domingo, 16 de enero de 2011
Diario del centinela, capítulo XXIV: Quietud.
domingo, 9 de enero de 2011
Palabra de Anne Rice (I).
Pero sus ojos... Era como si, cuando lo miraba a los ojos, yo estuviera a solas en el límite del mundo..., en una playa del océano barrida por el viento. Lo único que había era el suave rumor de las olas.
De Entrevista con el vampiro.
Yo he estado en ese sitio. Tengo arena del confín del mundo un par de metros a mi izquierda.
De Entrevista con el vampiro.
Yo he estado en ese sitio. Tengo arena del confín del mundo un par de metros a mi izquierda.
lunes, 3 de enero de 2011
Satanás.
¿Qué harías si el mismísimo Satanás se presentase de improviso en tu fiesta? ¿Qué podrías hacer? Nada... al fin y al cabo él es el dueño de tu alma. Se la vendiste para que tu nombre apareciese con grandes clamorosas letras de neón en ninguna parte digna de elogio o meritoria del recuerdo.
Y él estaría ahí, visiblemente en la esquina con su Bloody Mary y su cínica sonrisa, arropado por su chaqueta de terciopelo rojo y su insaciable jactancia, deleitándose entre sorbo y sorbo con la visión de un patético títere que cree ser capaz de mover los hilos de su propia existencia.
De tanto en tanto cedería a la tentación de provocarte abriendo un poco su chaqueta, doblando la solapa interna para mostrarte un trozo de papel en su bolsillo interno, un folio pulcramente doblado en el que estampaste tu firma con la oscura sangre de tus venas y en el que imaginas (o tal vez no) ver una copia de tu rostro pugnando por escapar de las clausulas del contrato. Te lanzaría un gesto de desafío. Sabes que si rompieras la hoja tú volverías a ser tú por completo.
También por supuesto se acabaría todo lo que conlleva, los micrófonos, las sonrisas falsas, los escenarios, los aplausos enlatados, la firma desgastada... La fama falaz y gloria efímera se esfumaría y sólo te quedarías, tú, con toda la integridad que aún pudieses rescatar.
Míralo, se ha puesto en pie y avanza hacia ti. Deja el contrato a tus pies y se marcha sin pagar, milenios de costumbre le avalan. ¿Y ahora qué? Ahora... nada. No existe tal contrato, no le has vendido tu alma porque no puedes. De poder lo habrías hecho, pero no, no puedes. No existe Satanás. Él hace tiempo que se prejubiló, vive a cuerpo de dios tras vender las acciones del Infierno a las compañías telefónicas.
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