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martes, 9 de noviembre de 2010

Cuestión de miradas.


Leo en Memorias de Idhún III, Panteón, de Laura Gallego García...

Pág. 82.
-Te has vuelto loco- gruñó el Archimago.
-Sé lo que hago -replicó Jack secamente.
Qaydar quiso replicar, pero Jack lo miró fijamente durante unos instantes. El Archimago acabó por bajar la cabeza y retirarse a sus habitaciones, sin una palabra más.
Jack fue a asegurarse de que Kimara llevaba su dragona al cobertizo y no volvía a molestarlos. Había aprendido que pocas personas podían sostener su mirada mucho tiempo. Había algo en sus ojos que los amedrentaba y, aunque al principio aquel hecho lo había incomodado, ahora lo encontraba muy útil en circunstancias como aquella.

Págs. 215 y 216.
-Está bien, se me ha agotado la paciencia -suspiró Jack.
Lo agarró del pelo y tiró de él para obligarlo a levantar la cabeza y mirarlo a los ojos. A la luz de Domivat, el fuego de la mirada del dragón poseía una fuerza antigua y poderosa que hizo que Alexander se encogiera sobre si mismo, intimidado.
-Vas a venir conmigo ahí fuera -le dijo, lentamente, pero con firmeza-. Vas a salir de aquí y le vas a plantar cara al mundo, y vas a dejar de esconderte detrás de esta máscara de autocompasión, detrás de ese nombre prestado. Yo también llevo dentro algo que da mucho miedo, créeme. Y tambien he hecho cosas terribles, obligado por algo que se escapaba a mi control y a mi voluntad. Pero eso no cambia el hecho de que sigo siendo Jack.

...Me acabo de dar cuenta de que la autora abusa del loísmo, y mira que me he leído veces la trilogía de Idhún. De todas maneras la trilogía nunca estará en mi sección de expurgo de libros. La historia que se va desvelando poco a poco es mucho mejor que ciertas cosas de vampiros gusiluz que están dando vueltas por ahí fuera.

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