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Pero yo lo sabía:
los cuerpos eran instantes sin uso,
y tú volvías a llegar tarde.
La carretera pone, cuidadosamente, su empeño
y ya pierdo la noción de las horas.
Pero todo era automático
y retrocedo.
Me anulo
desaparezco.
Mi garganta está fría
y, por eso, me marcho,
harta de ser pezón y curva.
Te estoy tirando a la basura
y en el fondo sólo estabas esperando a que pasara.
La boca que besaste ya no existe.
Nadie habló.
Y así comenzaron a caer las hojas.
Hoy es un nuevo día,
el mundo duerme
mientras se aleja
su maldición, el ritmo de su soledad.
Ha llovido tanto desde entonces
que ando perdida cuando todos los llantos que no lloré
dan unas cuantas embestidas.
Me tropiezo con un vacío
que nunca desvanece
por cabrón.
Se me quedó un algo, gricisitudes,
el grito que pende de la garganta.
Poema compuesto a base de fragmentos de Gricisitudes, de Saray Pavón. Quien lo quiera leer íntegro, al derecho y de cabo a rabo que contacte con la autora o con el editor.
2 comentarios:
Tiene su gracia :D aunque creo que no tiene mi esencia jajaaja pero mola :D
Ya me di cuenta mientras iba juntando pedazos que no captaba tu esencia, sobre todo porque no fui capaz de encajar versos que quería utilizar como ese "para quitar ese olor a cerrado".
De todas formas tuvo su gracia hacerlo. Lo llevaba pensando unos cuantos días y al final me lié a hacerlo a las una y pico de la madrugada.
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