Tatuaje
Ella era un torso en blanco
pulido en la oscuridad de sus madrugadas,
un curvado símbolo de interrogación
con el que escalaba cumbres
o en el que se ahorcaba según el día.
Era una dubitativa intermitencia,
ahora si,
ahora no,
ahora respiro,
ahora me asfixio en una vana inexistencia.
Ella era bella sin saberlo,
era observada, una guía, un faro
para los marineros perdidos,
mas se empeñaba en mirarse el ombligo
a todas horas cuestionándose
si la vida era premio o castigo.
Y es ambas cosas, o solo una,
la que se elige,
la que se escribe sobre la piel.
14-9-2010
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