Aunque ya lleva un tiempo en el blog, en mis perfiles de twitter, facebook y algunos sitios más, aún no he dado ninguna explicación acerca de este símbolo, ni origen, ni su significado.
Desde mis últimos tiempos de primera y primeros de secundaria estuve buscando un símbolo propio, algo que me representase, pero no me lo tomé muy en serio y lo máximo a lo que llegué fue a un simple fénix negro a base formas geométricas. Le diera las vueltas que le diera (y en la pubertad le daba demasiada vueltas a todo) aquello no me representaba.
Más adelante, me topé con la letra griega lambda (λ). Me gustaba porque me recordba a una A aunque sea más bien una L. De todas manera mi nombre empieza por AL, así que no me importaba mucho ese detalle. También me gustó porque era la letra con la que se identificaban los lacedemonios, es decir, los habitantes de Lacedemonia, los espartanos, también conocidos como lacónicos al habitar la región de Laconia. Lacónico tenía también otro significado que desde entonces me identifica. Siempre he sido bastante silencioso, pero mis amigos afirman que cada vez que hablo la armo, en el buen sentido. Nunca he sido un charlatán, es más, detesto a los charlatanes. Cada vez que abro la boca es para decir lo que quiero decir y punto. No creo conveniente enfarragarse en innecesarias verborreas. Tampoco soy de contar chistes, soy más de ironía y sarcasmo a través de comentarios breves. Como decía Socrates acerca de los espartanos (en una cita que ahora soy incapaz de encontrar), les hablas y parecen ser demasiado tontos como para entenderte, hasta que abren la boca y te demuestran que el tonto eres tú. En fin, la lambda me iba bastante bien, y la pinté con relleno negro y borde dorado, aunque tampoco la usé demasiado (por cierto, en la película 300 puede verse claramente en los escudos de bronce espartanos).
De un tiempo a esta parte aparecieron algunos más, normalmente anti-símbolos, pero nunca los llegué a usar porque no quería que lo que me definiera era "lo contrario a..." ya que nunca uno nunca es exactamente todo lo contrario a algo, siempre hay algún elemento en común. Durante un tiempo mi λ fue eclipsada por una luna plateada en forma de C, pero el tiempo del eclipse pasó.
Una de estas noches, mientras dibujaba en búsqueda de una idea original estaba pensando en usar mi nombre, Álex, enmarcado en algún sitio. Probé poner esas cuatro letras en cartas, como ases de poker, en chapas militares y en ir variando la tipografía. El despertador de mi mesilla me dio una idea, y las dibujé como podrían aparecer en un lcd, en un formato digital. Aquello me dio una idea. Soy técnico, así que mi símbolo debía dar una idea de tecnología. ¿Pero qué dibujar, un disco duro, una memoria, un micro? La tecnología cambia continuamente, así que debía ser algo antiguo pero que diera igualmente la misma idea de tecnología, así que dibujé la rueda dentada de un mecanismo encontrando por azar que había dado con una doble metáfora (y a mi que me encantan los dobles sentidos) al parecerse aquella rueda dentada a las almenas de un castillo y ser la épica uno de mis temas artísticos favoritos. Sin embargo la rueda se quedaba muy vacía, así que recuperé mi λ y la encasqueté como nucleo del mecanismo. Para mi flamigera pasión, el fuego, cambié el dorado por el rojo para los contornos. Tras usarlo por un tiempo me he acostumbrando, como me acostumbre a Atanvarno, que me sonaba fatal al principio, y creo que al fin he encontrado un símbolo definitivo. Lo estoy usando también como marca de agua para mis fotos, así que si lo veis por ahí es porque la foto original es mía. Si en este blog o en cualquier otro sitio aparece alguna foto sin ese símbolo es porque no es mía (o porque no he tenido tiempo de ponérselo a las antiguas), y en ese caso diré de qué página ha salido.
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