Sería verdaderamente terrible si en el mundo moderno dulcificar los castigos no significara otra cosa que hacerlos eternos. Permanecer eternamente en el tórrido infierno ya es bastante malo; vivir para siempre en un infierno tibio y tener que soportar la temperatura del humanitarismo sería intolerable.
Extraído de Lectura y locura, pág. 174, artículo El castigo eterno, 2008, Ediciones Espuela de Plata.
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