Respuesta
Escucha bien, ricura,
en este arte de la literatura
no es sabio dejarse llevar por la presura,
por la rima pura, su dictadura
se tornará en tu tortura,
dejará marcada tu escritura
con palabras inseguras.
Es mejor agarrar la empuñadura,
escoger las palabras con bravura
y componer lentamente la partitura
sin temor a las tachaduras,
ir levantando la estructura
de su arquitectura sin premura,
esperar también la picadura
de la inspiración, la conjura
de las musas que en esta aventura
acompañan a quien mantiene la compostura,
a través de líneas de intensa negrura
dando a los versos completa blancura,
su debida anchura y altura, su estatura,
su adecuada textura,
la forma final de la criatura
a la que sonreirás siempre con dulzura
en cada una de sus futuras
propias o ajenas lecturas.
Y en cuanto al tema mi postura
es dejar que suba la temperatura,
dejar paso a la travesura y la caradura
de exaltar sin censura su hermosura,
asirla de la curvatura de su cintura
y dejar en su corazón una quemadura
llevándola al extremo de la locura
atacando ardientemente sus labios con ternura.
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