Escrito minutos antes de ser recitado en el Día Mundial de la Poesía:
Sentencia
Te sentenciaste,
tú solo,
blasfemaste a gritos,
en la catedral,
en presencia del arzobispo.
Imposible tu defensa,
imposible que te defienda
ante tantos testigos
seré un cobarde
y de tu sentencia de muerte
seré un abajo firmante.
Mas tu flamígera muerte
no traerá justicia, tan solo
otra de sus insulsas venganzas.
Te doy la razón.
Hay días que también incluso yo
alzaría mi puño contra esos púlpitos
cargados de verborrea e hipocresía,
incluso contra ese Dios,
tan callado y silencioso Él
que parece habernos olvidado.
¡¿Pero qué demonios?!
Te haré compañía en la sala de torturas.
Voy a gritar como tú.
Voy a blasfemar como tú.
Voy a arder como tú,
hermano mío...
21-3-2009
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